jueves, 3 de mayo de 2012

La muerte más allá de la ciencia

El hombre es, para las diferentes ciencias, un animal racional, económico, histórico y que además, habla. Dicho de forma más cruda: un trozo de carne capaz de moverse y hablar, trabajar, ponerse enfermo, comprar, pagar impuestos y poseer ciertos derechos y deberes, incluso cierta fama.

Y cuando el hombre muere, será para la medicina un cuerpo con las funciones vitales paradas de forma irreversible. Y para el derecho, una baja en el registro civil y un testamento. Probablemente para la Historia, nadie. Y para el periodista, una esquela. Y las ingenierías no saben, no contestan.

La madre de un amigo mío murió cuando él tenía 14 años. Él nunca pensó que su madre fuese ese conjunto de propiedades que acabamos de mencionar. Y es seguro que cuando un médico y un economista aman a su madre, no aman a un conjunto de células con un número de identificación fiscal y baja tensión arterial.

De forma parecida, cuando uno se enamora, no se enamora de un trozo de carne, si no de una persona más o menos cariñosa y amable, alegre e inteligente. Pero resulta que la carne no es cariñosa, ni alegre, ni inteligente. Esas cualidades están ahí, pero no son cualidades de la carne.

Es decir, que si tú amas a una persona alegre, la física no te podrá decir nada sobre la alegría o sobre el amor.
Es importante pensar con lógica. Y la lógica dice que todos los productos son efectos de las causas. Si no ves al pájaro que canta detrás del matorral, ¿deberás pensar que canta el matorral? Si alguien dice que sólo ve una cara que sonríe, pero no ve la alegría, podrás decirle que quizá ésta se oculte en la espesura de aquella. Y añadirás que los pájaros no son cualidades de los árboles: si cortas un árbol, sus pájaros se irán con la música a otra parte.

Este punto de vista siempre ha creado problemas a los dictadores, pues siempre se han enfrentado a la oposición de los que estaban dispuestos a que se les echara el cuerpo a tierra, convencidos de que la vida no tiene punto y final, que hay algo que perdura.
[…]


En torno al hombre, capítulo 11; sentido y sinsentido de la vida. 

3 comentarios:

  1. Gran y emocionante post. Tomo nota del libro. Muchas gracias por compartirlo.
    Las personas a las que queremos dejan una huella imborrable. Pero nunca se debería perder a una madre a los 14 años.

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  3. Hay tantas cosas que no deberían pasar... Pero el guión nos lo dan así y cuanto antes se asuma eso, mejor.

    El libro es de José Ramón Ayllón, para leerlo me convenció una parte que pone "Este libro es para todos aquellos que pensamos que el hombre es más que un simple mono con pantalones."
    Es un libro de antropología básica con una clara inclinación religiosa que tiene cosas muy interesantes.

    Saludos!

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