lunes, 31 de enero de 2011

Es lo que toca

Época de exámenes, época en la que (mis) neuronas dejan su actividad creativa para dar paso a memorizar párrafos cuyas asignaturas son en su mayoría completamente inútiles. Pero hoy he decidido no hacer lo que debería estar haciendo, no hacer “lo que toca” por lo menos durante media hora, que la voy a dedicar a mí, concretamente a mi blog.

El concepto de hacer lo que toca es algo que nunca he entendido, y creo que me va a costar mucho tiempo llegar a entender. Una cabeza tan desordenada y rebelde como la mía no es capaz de asimilar que haya una imposición de algo que hacer en cada momento, una regla general que dictamine hasta donde tu libertad puede elegir lo que hay que hacer o lo que no. Un ejemplo: 
En la misma situación dos personas distintas pueden decir, una que toca estudiar, y la otra que toca descansar. O más fácil todavía, una que en un determinado momento de su vida que lo que toca es casarse y otra que lo que toca es dejar a su pareja, o que toca comprarse un piso en vez de seguir ahorrando, o que hay que ponerse a trabajar en vez de estudiar, o que toca irte de casa en vez de estar aguantando a tus padres.
¿Qué es verdaderamente lo que toca hacer? ¿Alguien puede crear una ciencia ciertas sobre estas cuestiones que aseguren que "lo que toca" les va a hacer más felices, que es lo correcto? Como siempre, nos basaremos en lo que nos ha pasado para dictaminar si era lo que tocaba hacer o no, sin pararnos a pensar en lo que habría pasado haciendo lo otro, con lo que mola imaginar... 

La lista puede ser eterna y las alternativas, infinitas, así que de momento tomaré como válido el juicio de hacer que mis sentimientos digan lo que toca hacer. Amigo, haz lo que te dé la gana, pero hazlo bien, y sobretodo, lo que te diga el corazón antes que la cabeza.

Ya ha pasado media hora, la neurona imaginativa se está apagando y ya no da para más, creo que seguiré estudiando historia, la guerra civil, punto 3, la zona insurrecta… es lo que toca