Como digo, estos días de actividad creativa frenética son demasiado buenos como para dejarlos de lado y perderlos. Escribo lo que tengo en la cabeza y no me paro a ver qué he escrito, como si fueran impulsos de cosas que tengo por ahí almacenadas no se sabe de qué. Estos días son la hostia, pero es más, me parecen imprescindibles. Todavía dudo demasiado del sistema educativo actual, que te impide en gran medida gozar de este tipo de días para personas como yo, atado de pies y manos para aprender conceptos realmente inútiles. Pero bueno, eso es otro tema.
En realidad sí que tengo obligaciones que hacer hoy y ahora, que es estudiar Filosofía, de un tal Platón, pero digamos que no me quita el sueño un examen de este tipo. 4 conceptos clave, a los que hay que dedicarles un poco de atención en clase y un par de horas el día de antes. Y sobretodo pensar, pensar y pensar; darle al coco, flipar, alucinar, comerse la olla, reflexionar, como se llame. Después el examen sale solo.
Ya que me he metido en filosofía, escribiré sobre la filosofía que tanto me gusta a mí, la filosofía relacionada con su utilidad en la vida para llevarte a ser más feliz (coño, qué bien suena) El resto de la filosofía me parece una verdadera pérdida de tiempo. Es más, todo lo que estés haciendo en esta puta vida, si no te sirve para ser más feliz, no tiene ningún tipo de sentido. Otra cosa es lo que entiendas por felicidad, que eso también es otro tema...
En su día al estudiar Platón me hablaron sobre buscar el bien por sí mismo y por él mismo, sin ningún tipo de utilidad. Eso me pareció un poco carca, pensé que todo lo que se busca en esta vida tiene una utilidad, ya sea la utilidad de una puta o la utilidad de sentirte autorrealizado ayudando a un niño en África, cuya sonrisa sea lo más útil para sentirte buena persona en ese momento. Egoísta, sí, pero ayudas a un pobre, que es lo que importa.
Como casi siempre en esta vida, se habla mucho sin saber, y cuando hablas sin saber, te puedes equivocar. Bueno no, te equivocas siempre. A lo que quiero llegar es que es imprescindible llegar al bien por sí mismo (y solo por él) para realmente entender de qué coño es eso. Vivirlo, experimentarlo.
El otro día se me encendió la bombilla con el tema de la amistad. Un amigo (amigo, al que quieres, no colega, ni conocido, ni persona que ves cada día) me contó algo por lo cual estaba realmente muy feliz y se sentía pletórico. Automáticamente, sin pensarlo ni quererlo, a mí también me transmitió esa felicidad que él estaba gozando. Realmente, a mí lo que hizo ese tio ni me va ni me viene, no iba a cambiar el curso de mi vida un examen que él haya sacado un 10 (por ejemplo) o cualquier otra cosa que le produzca felicidad. Pero sin embargo, yo me siento feliz, tócate los cojones. El caso es que en cierto modo yo sufro por sus problemas y me alegro de sus éxitos, soy en cierta parte él. Fuera de utilidades, fuera de intereses, nada de eso, el bien por sí mismo, la amistad por sí misma, no por nada más. Es entonces cuando realmente sientes que la amistad tiene sentido y que esa teoría que parecía no tener sentido, es imprescindible para entender todas las cosas en este mundo y ser realmente feliz.
El caso es que llevo unos meses pensando en el tema de la utilidad, con la influencia de Mill y otras muchas personas, y creo que he dado con la respuesta.
Creo que ha quedado un post largo y algo coñazo. Pero bueno, ahí queda dicho, yo me lo he pasado de puta madre, me ha pasado media hora volando. Por cierto, me apetece una cerveza, iré a por ella...
